La alarmante cifra de periodistas asesinados en la Franja de Gaza por el Ejército israelí ha provocado una movilización sin precedentes de medios de comunicación a nivel mundial. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Avaaz han convocado a una campaña global para denunciar lo que consideran crímenes de guerra y exigir protección para los comunicadores palestinos. Según los datos de RSF, más de 220 periodistas han sido asesinados en Gaza desde el inicio del conflicto, una cifra que otras bases de datos sugieren podría ser aún mayor. La campaña internacional, a la que se han sumado más de 250 medios de unos 70 países, busca poner fin a la impunidad de estos crímenes, solicitar la evacuación urgente de los reporteros que lo deseen y garantizar el acceso independiente de la prensa internacional al enclave, algo que las autoridades israelíes han denegado. Un ataque reciente que catalizó la indignación fue el bombardeo al Hospital de Nasser el 25 de agosto, donde murieron 20 personas, entre ellas cinco periodistas que colaboraban con medios como Reuters y Associated Press. Dos semanas antes, otro ataque selectivo mató a seis reporteros, incluido Anas al-Sharif de Al Jazeera.
En su última carta, Al-Sharif escribió que "nunca dudó en transmitir la verdad sin distorsiones ni falsificaciones". La Asociación de Editores Europeos, Iberoamericanos y del Caribe (EDITORED) se sumó a la condena, afirmando que "lo primero que muere en una guerra es la verdad".
Thibaut Bruttin, director general de RSF, advirtió: "Si el Ejército israelí sigue matando periodistas en Gaza a este ritmo, pronto no quedará nadie para informarnos".
La movilización mediática busca presionar a los líderes mundiales para que detengan estos ataques y protejan la libertad de prensa en la zona de conflicto.
En resumenEl asesinato de más de 220 periodistas en Gaza ha generado una fuerte condena internacional y una campaña mediática global liderada por RSF y Avaaz. Los ataques sistemáticos contra la prensa, como el ocurrido en el Hospital de Nasser, son vistos como un intento de silenciar la cobertura del conflicto, lo que ha llevado a cientos de medios a exigir protección para los comunicadores y el fin de la impunidad.