Esta escalada agrava una situación humanitaria ya catastrófica.

Organizaciones internacionales han emitido graves advertencias; la UNRWA, agencia de la ONU, alertó que la operación pone en riesgo a "alrededor de un millón de personas" y podría profundizar la hambruna. Por su parte, la presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) calificó el plan de desalojo como "irrealizable" e "incomprensible", destacando que cientos de miles de civiles debilitados por el hambre y las heridas no tienen a dónde ir. El Ministerio de Salud de Gaza reportó que el número total de víctimas mortales ya supera las 63.600, con un aumento de muertes por inanición, incluidos niños. En este contexto, el Ejército israelí sigue operando en toda la Franja, con ataques aéreos que el 1 de septiembre dejaron al menos 19 palestinos muertos.

La comunidad internacional observa con alarma una operación que, según sus críticos, no contempla un amparo legal ni humanitario para la población civil atrapada.