Este proyecto, que estaría siendo considerado en los círculos de la administración Trump, es atribuido a figuras israelíes que han colaborado previamente con Estados Unidos. La idea de “tierras tokenizadas” introduce un componente tecnológico-financiero en un conflicto de raíces históricas, políticas y territoriales, lo que ha generado alarma y escepticismo. La revelación de este supuesto plan añade una capa de desconfianza sobre el papel de Estados Unidos como mediador en el conflicto, ya que sugiere una posible inclinación hacia una solución que implicaría la desaparición de la presencia palestina en Gaza, un escenario que contraviene el derecho internacional y las resoluciones de la ONU.