Esta escalada amenaza con desestabilizar aún más una de las rutas marítimas más importantes del mundo.

El conflicto se intensificó drásticamente después de que los hutíes anunciaran que su primer ministro, Ahmed al Rahawi, junto con otros altos funcionarios, murió en un ataque aéreo israelí el pasado jueves en Saná.

Israel, por su parte, describió el objetivo como una “posición militar”. Como represalia directa, los rebeldes chiíes, respaldados por Irán, lanzaron un misil balístico contra el petrolero israelí Scarlet Ray en el norte del mar Rojo.

El portavoz militar hutí, Yehya Sarea, afirmó que “la operación terminó con un impacto directo en la embarcación”.

Este intercambio de ataques se produce a pesar de un alto el fuego vigente desde mayo entre los hutíes y Estados Unidos, el principal aliado de Israel.

Los insurgentes yemeníes han enmarcado sus acciones como una muestra de apoyo a la población palestina en Gaza y han prometido una “escalada constante” y “días oscuros” para Israel. La eliminación de una figura de tan alto nivel como Al Rahawi representa un golpe significativo para el liderazgo hutí, pero también sirve como un catalizador para una confrontación más directa y abierta, extendiendo el campo de batalla del conflicto de Gaza a un escenario regional mucho más amplio y volátil, con implicaciones directas para la seguridad marítima global.