Este hecho representa una escalada significativa en el conflicto regional y promete una fuerte respuesta por parte del grupo proiraní.

El movimiento hutí en Yemen confirmó el 30 de agosto la muerte de su “primer ministro” y varios altos cargos en un ataque aéreo atribuido a Israel, ocurrido el 28 de agosto. Mientras las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron haber atacado una “posición militar” en Saná, los hutíes denunciaron que el bombardeo tuvo como objetivo un taller donde se encontraban los funcionarios. La muerte de Al-Rahwi, una figura política importante en las áreas controladas por los rebeldes, provocó manifestaciones masivas en la capital yemení y una promesa de represalias directas.

El grupo proiraní declaró que “está listo para confrontar a Israel” y prometió “venganza” y “días oscuros” para el Estado judío.

Este ataque se produce en un contexto de creciente hostilidad, en el que los hutíes han lanzado numerosos misiles y drones contra Israel en apoyo a los palestinos en Gaza. La eliminación de un líder de tan alto perfil es una de las acciones más audaces de Israel fuera de sus fronteras inmediatas y amenaza con expandir el conflicto. Analistas, como el doctor Jorge Araneda de la Universidad de Ankara, señalan que la respuesta hutí podría ser inminente y significativa, lo que aumenta el riesgo de una confrontación regional más amplia que involucre a otros actores, incluido Irán. La agresión israelí fue descrita por medios afines a los hutíes como un fracaso que no detendrá su apoyo a Gaza.