El contexto de esta escalada diplomática es crucial: uno de los artículos menciona explícitamente que ocurre “dos meses después de que Estados Unidos e Israel bombardearan a la República Islámica”. Esta información, si bien no detallada, apunta a una acción militar directa y reciente por parte de Israel contra Irán, lo que eleva significativamente el riesgo de un conflicto abierto.

La combinación de la presión diplomática europea, la amenaza nuclear iraní y las acciones militares previas de Israel y EE. UU. crea un escenario de alta inestabilidad en un frente adicional para Israel, más allá de Gaza y Yemen.