Un ataque aéreo de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contra el Hospital Nasser en Khan Younis, en el sur de Gaza, ha causado la muerte de al menos 20 personas. Entre las víctimas se encuentran cinco periodistas y personal de rescate, lo que ha provocado una enérgica condena internacional y ha puesto de relieve los peligros extremos que enfrenta la prensa en el conflicto. El incidente se caracterizó por un patrón de “doble toque”: un primer impacto fue seguido por un segundo bombardeo que alcanzó a los periodistas y rescatistas que acudían a auxiliar a las víctimas.
Entre los comunicadores fallecidos se encuentran Hussam al-Masri (Reuters), Mohamed Salama (Al Jazeera), Mariam Abu Daqqa (AP) y Moaz Abu Taha (NBC).
El ataque ha sido calificado por Hamás como una “escalada en el genocidio”.
Las FDI confirmaron la autoría y anunciaron una investigación, declarando que “lamentan cualquier daño a individuos no involucrados y no atacan a periodistas como tales”.
Sin embargo, el suceso se enmarca en un contexto alarmante, ya que según el Ministerio de Salud de Gaza, 244 periodistas han sido asesinados desde el inicio de la ofensiva. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras han reclamado el fin de la impunidad para estos crímenes, destacando que los reporteros gazatíes son la única fuente de información desde el terreno debido al veto de Israel a la prensa internacional.
En resumenEl bombardeo israelí sobre el Hospital Nasser, que resultó en la muerte de civiles, rescatistas y cinco periodistas, ha sido denunciado como un posible crimen de guerra, evidenciando la vulnerabilidad de la prensa y el personal médico en la Franja de Gaza.