Se destaca que la propuesta utilizaba un tono "inusualmente duro contra Israel".

Esta acción subraya el continuo respaldo diplomático de Washington a Israel en el máximo órgano de seguridad internacional, impidiendo un consenso para una acción colectiva. Al mismo tiempo, se anunció que el presidente Donald Trump encabezará una "gran reunión" sobre el futuro de Gaza, según el enviado especial Steve Witkoff. La yuxtaposición de estas dos acciones sugiere una estrategia estadounidense de gestionar el conflicto bajo sus propios términos y al margen de un marco multilateral más amplio, consolidando su influencia mientras bloquea resoluciones que no se alinean con sus intereses o los de su aliado.