En preparación para la operación, el ejército israelí ha comenzado a contactar a organizaciones internacionales y personal médico en el norte de la Franja para que se desplacen al sur, y ha emitido 60.000 órdenes de alistamiento para reservistas. Esta escalada militar se produce en un contexto de aparente dualidad estratégica, donde la amenaza de una ofensiva total se presenta como una herramienta de presión en las negociaciones para la liberación de rehenes y un alto al fuego, aunque en términos definidos exclusivamente por Israel.