El ataque se produjo en dos fases: un primer impacto alcanzó el cuarto piso del hospital, y un segundo misil impactó cuando periodistas y rescatistas acudían a auxiliar a las víctimas.
Entre los fallecidos se identificó a Hossam Al Masri (camarógrafo de Reuters), Mohamed Salama (camarógrafo de Al Jazeera), Mariam Abu Daqqa (informadora de AP) y Moaz Abu Taha (reportero de NBC).
El área atacada era utilizada habitualmente por corresponsales internacionales por su buena conectividad.
Hamás calificó el ataque como una "escalada" en el "genocidio", mientras que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) declararon que "lamentan cualquier daño a individuos no involucrados y no atacan a periodistas como tales", anunciando una investigación. Este incidente eleva la cifra de periodistas asesinados en Gaza a más de 240 desde octubre de 2023 según el gobierno gazatí, convirtiendo este conflicto en uno de los más mortíferos para la prensa en la historia reciente. Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras han reclamado el "fin de la impunidad" para estos crímenes.