La gestión de la guerra en Gaza por parte de Israel ha provocado duras acusaciones por parte de altos funcionarios de las Naciones Unidas, quienes señalan que la hambruna inducida y los ataques a civiles podrían constituir crímenes de guerra. Estas declaraciones aumentan la presión legal y diplomática sobre el gobierno de Netanyahu. Tras la declaración oficial de hambruna en Gaza, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, afirmó que esta es el “resultado directo de las acciones emprendidas por el Gobierno israelí”. Türk fue explícito al señalar que “es un crimen de guerra utilizar la inanición como método de guerra, y las muertes resultantes también podrían constituir el crimen de guerra de homicidio intencional”.
Esta grave acusación se suma a la condena internacional por el ataque al Hospital Nasser, un hecho que Reporteros Sin Fronteras ha solicitado que sea investigado por la Corte Penal Internacional. La presidencia palestina también ha pedido la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU. A pesar de la creciente condena, el primer ministro Netanyahu ha defendido las acciones de su país, rechazando las acusaciones de genocidio en una entrevista y afirmando: “Si hubiéramos querido cometer un genocidio, lo habríamos hecho en una tarde.
Tenemos la capacidad, pero no lo hacemos”.
En resumenLas acusaciones de la ONU sobre la posible comisión de crímenes de guerra por parte de Israel elevan el conflicto a una dimensión legal internacional. Mientras Israel niega las acusaciones y defiende sus acciones militares, la presión para una rendición de cuentas ante tribunales internacionales sigue creciendo, marcando un posible punto de inflexión en la respuesta global a la guerra.