La ofensiva israelí en la Franja de Gaza ha provocado una catástrofe humanitaria sin precedentes, con un número de muertos que supera los 62.600 palestinos y un sistema de salud al borde del colapso total. La escasez de alimentos, medicinas y personal médico ha convertido incluso las enfermedades comunes en sentencias de muerte. Según cifras del Ministerio de Salud de Gaza, consideradas fiables por la ONU, el conflicto ha dejado 62.686 palestinos muertos y 157.951 heridos desde octubre de 2023, la mayoría mujeres y niños. En un solo período de 24 horas, se reportaron 64 muertos y 278 heridos.
La situación en los hospitales es desesperada.
Aitor Zabalgogeazkoa, coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), describe una dura realidad donde “lo más común también te mata”, explicando que “un diabético puede perder un pie por falta de insulina”. El Hospital Nasser, incluso antes del ataque directo que sufrió, ya operaba en condiciones extremas, albergando a más de 1.000 pacientes en un espacio con capacidad para 340.
La escasez de combustible obliga al personal a tomar medidas como poner hasta seis bebés en una misma incubadora. Además, la búsqueda de alimentos se ha vuelto letal, con informes de personas asesinadas mientras esperaban ayuda humanitaria en puntos de distribución que son descritos como “trampas mortales”.
En resumenMás allá de los bombardeos, la población de Gaza enfrenta una muerte lenta debido al colapso sistémico de los servicios básicos y el bloqueo de ayuda. La crisis humanitaria, con su alarmante cifra de muertos y un sistema de salud destruido, constituye uno de los aspectos más devastadores del conflicto actual.