La situación en los hospitales es desesperada.

Aitor Zabalgogeazkoa, coordinador de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF), describe una dura realidad donde “lo más común también te mata”, explicando que “un diabético puede perder un pie por falta de insulina”. El Hospital Nasser, incluso antes del ataque directo que sufrió, ya operaba en condiciones extremas, albergando a más de 1.000 pacientes en un espacio con capacidad para 340.

La escasez de combustible obliga al personal a tomar medidas como poner hasta seis bebés en una misma incubadora. Además, la búsqueda de alimentos se ha vuelto letal, con informes de personas asesinadas mientras esperaban ayuda humanitaria en puntos de distribución que son descritos como “trampas mortales”.