Estas tácticas de propaganda buscan controlar la percepción internacional del conflicto. Una operación de propaganda, orquestada por el gobierno, llevó a diez influencers a la Franja de Gaza con el propósito de documentar que supuestamente no hay hambruna, en un esfuerzo por desmentir los informes de la ONU y otras organizaciones internacionales. Paralelamente, se ha denunciado la existencia de una unidad secreta del ejército israelí dedicada a moldear la narrativa en torno a Gaza.
Según los informes, esta unidad ha trabajado para presentar a periodistas palestinos como “agentes de Hamás”, buscando así justificar los ataques en su contra. Analistas citados en los artículos afirman que esta táctica tiene como objetivo silenciar a los reporteros locales, quienes son una de las pocas fuentes de información desde el terreno debido a las severas restricciones impuestas por Israel a la prensa extranjera. Estas denuncias cobran especial relevancia en el contexto del ataque al Hospital Nasser, donde murieron cinco periodistas, reforzando la percepción de que los comunicadores son puestos “en el punto de mira”.