El ejército israelí ha comenzado a contactar a personal médico y organizaciones internacionales para que se trasladen al sur, aunque muchos residentes expresan su negativa o incapacidad para moverse de nuevo.

Riad Ashkantana, un residente, declaró a Reuters: “nuestro desplazamiento es la muerte; afrontémoslo con honor, junto a nuestros hogares”.

Esta decisión de escalar militarmente se produce simultáneamente a la orden del primer ministro Netanyahu de reanudar las negociaciones para una tregua, lo que ha generado confusión sobre la estrategia israelí.

El plan de ofensiva había enfrentado previamente el rechazo del ejército por el riesgo que suponía para los rehenes que aún permanecen en el enclave.