El gobierno israelí ha aprobado un plan militar para una ofensiva a gran escala destinada a tomar el control de la Ciudad de Gaza, lo que implica la movilización de 60.000 reservistas y la evacuación de aproximadamente un millón de personas. La medida se produce a pesar de las negociaciones de tregua en curso y la creciente condena internacional. El ministro de Defensa, Israel Katz, confirmó la aprobación del plan y amenazó con que si Hamás no acepta las condiciones de Israel para un acuerdo, “Gaza, la capital de Hamás, se convertirá en Rafah y Beit Hanoun”, ciudades que han sido en gran parte destruidas. El plan contempla la evacuación de toda la población de la ciudad, estimada en un millón de personas, muchas de las cuales ya son desplazadas.
El ejército israelí ha comenzado a contactar a personal médico y organizaciones internacionales para que se trasladen al sur, aunque muchos residentes expresan su negativa o incapacidad para moverse de nuevo.
Riad Ashkantana, un residente, declaró a Reuters: “nuestro desplazamiento es la muerte; afrontémoslo con honor, junto a nuestros hogares”.
Esta decisión de escalar militarmente se produce simultáneamente a la orden del primer ministro Netanyahu de reanudar las negociaciones para una tregua, lo que ha generado confusión sobre la estrategia israelí.
El plan de ofensiva había enfrentado previamente el rechazo del ejército por el riesgo que suponía para los rehenes que aún permanecen en el enclave.
En resumenLa aprobación de la ofensiva sobre la Ciudad de Gaza representa una escalada significativa en el conflicto, con consecuencias humanitarias potencialmente catastróficas para el millón de palestinos que residen allí. La medida aumenta la presión sobre Hamás pero también sobre el gobierno de Netanyahu, tanto a nivel interno por la seguridad de los rehenes como a nivel internacional por el impacto civil.