Las FDI confirmaron la autoría del ataque, anunciaron una investigación y declararon que “lamentan cualquier daño a individuos no involucrados y no atacan a periodistas como tales”. Sin embargo, organizaciones como Al Jazeera, que perdió a su camarógrafo Mohammad Salameh, calificaron el hecho como “un crimen horrible” y parte de “una campaña sistemática para silenciar la verdad”.
Entre los periodistas fallecidos también se identificaron a Hussam al-Masri (Reuters), Mariam Dagga (colaboradora de Associated Press), Moaz Abu Taha (NBC) y Ahmed Abu Aziz (Quds Feed).
El área atacada era utilizada habitualmente por corresponsales debido a sus buenas condiciones de conectividad. Este suceso eleva a 244 el número de periodistas asesinados desde el inicio de la ofensiva en octubre de 2023, según el gobierno de Gaza, convirtiendo este conflicto en uno de los más mortíferos para la prensa. La presidencia palestina solicitó asistencia al Consejo de Seguridad de la ONU para exigir que Israel asuma las consecuencias.