Los informes desde el terreno describen una campaña implacable que no distingue entre combatientes y no combatientes, afectando desproporcionadamente a mujeres y niños.

En un solo período de 24 horas, se reportó la muerte de al menos 64 palestinos y 278 heridos, elevando el número total de fallecidos desde octubre de 2023 a más de 62,686, con casi 158,000 heridos. La mayoría de estas víctimas son mujeres y niños.

Los ataques no se limitan a bombardeos aéreos; las fuerzas israelíes también han sido acusadas de disparar deliberadamente contra civiles.

Un incidente particularmente alarmante fue el asesinato de 19 personas que esperaban recibir ayuda alimentaria. Investigaciones y testimonios, como los recogidos por Médicos Sin Fronteras, indican que las tropas israelíes tienen "luz verde para disparar hacia los palestinos a fin de dispersar a las masas", convirtiendo los centros de distribución de ayuda en "trampas mortales". Incluso los campamentos de refugiados no son seguros, como lo demuestra un ataque que mató a 17 personas, en su mayoría niños y mujeres, que se refugiaban en tiendas en Khan Younis.

La persistencia de estos ataques, incluso después de la declaración de hambruna, subraya la brutalidad del conflicto y la extrema vulnerabilidad de la población civil atrapada en la Franja de Gaza.