Esta masiva manifestación refleja la profunda división y la creciente presión interna sobre el liderazgo israelí. La concentración, organizada por el Foro de las Familias de Rehenes, congregó a unas 400,000 personas en la denominada "Plaza de los Rehenes". Durante el evento, se proyectaron mensajes de exrehenes que instaban al presidente de Estados Unidos a intervenir para "devolverlos a casa" antes de permitir una expansión de la ofensiva militar. Los familiares de los cautivos pronunciaron discursos muy críticos contra el primer ministro Netanyahu, a quien responsabilizan directamente de la prolongada cautividad de sus seres queridos. Ruby Chen, padre de un soldado cuyo cuerpo permanece en Gaza, se dirigió a Netanyahu diciendo: "¿Y después de ese fracaso, tiene el descaro de decir que el precio de traerlos de vuelta es demasiado alto?

¿Dónde está su vergüenza?".

Los manifestantes bloquearon autopistas y portaron carteles con los rostros de los rehenes y lemas como "basta". La protesta se enmarca en una jornada de huelga nacional en contra de la decisión del gobierno de expandir la ofensiva en lugar de negociar, evidenciando que una parte significativa de la sociedad israelí considera que la vía diplomática para recuperar a los cautivos debe ser la máxima prioridad, por encima de los objetivos militares.