Este hallazgo arroja luz sobre la profunda división psicológica y emocional que acompaña al conflicto armado.

La revelación de esta encuesta, citada en un análisis sobre la perspectiva israelí, se produce en un momento en que cientos de palestinos han muerto por desnutrición y organizaciones como Amnistía Internacional denuncian una "campaña deliberada de hambre" y un "genocidio" en curso. La aparente indiferencia de una gran parte de la población israelí judía podría explicarse por una combinación de factores, incluyendo el trauma del ataque del 7 de octubre, una narrativa gubernamental y mediática que deshumaniza a los palestinos, y un enfoque en la seguridad de Israel y el retorno de los rehenes por encima de la crisis humanitaria en Gaza. Esta desconexión emocional es un obstáculo significativo para cualquier esfuerzo de paz y reconciliación a largo plazo, ya que sugiere una falta de empatía que puede perpetuar el ciclo de violencia. El dato contrasta con las masivas protestas en Tel Aviv, que, si bien se centran en los rehenes, también incluyen voces que abogan por el fin de la guerra y el sufrimiento de todos los civiles.