El Cairo aseguró haberse comunicado con países que habrían sido contactados por Israel para acoger a los desplazados, confirmando que dichas naciones rechazan la propuesta.
La postura de Egipto es una respuesta directa a las sugerencias de planes de desplazamiento que han surgido tanto de funcionarios del gobierno israelí de Benjamin Netanyahu como del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, desde su regreso a la Casa Blanca. Egipto, que comparte una frontera crucial con Gaza y ha actuado como mediador clave en el conflicto, ve cualquier plan de reubicación masiva de palestinos como una amenaza a su seguridad nacional y a la estabilidad regional. La declaración egipcia subraya una línea roja diplomática para uno de los actores más importantes de la región. Al afirmar que otros países contactados también se oponen, Egipto busca construir un frente unido contra cualquier intento de alterar la demografía de la región a través del desplazamiento forzoso, una medida que sería vista por gran parte del mundo árabe como una repetición de la Nakba de 1948. Esta firme oposición añade una capa de complejidad a cualquier estrategia israelí a largo plazo para la Franja de Gaza.