Esta postura se ve reforzada por declaraciones de otras figuras clave de la seguridad israelí. Un artículo cita al jefe de Inteligencia de Israel, Aharon Haliva, con una frase que refleja una política de represalia desproporcionada: “Por todo lo que pasó el 7 de octubre, por cada una de las personas del 7 de octubre, 50 palestinos deben morir”. Estas afirmaciones, junto con la descripción del primer ministro Benjamin Netanyahu como un "hombre que no falta a su palabra" en su promesa de intervenir completamente la Franja, pintan un panorama sombrío y exponen la estrategia de fuerza que Israel está dispuesto a emplear para alcanzar sus objetivos militares y políticos en el conflicto.