
Retórica de alto funcionario de inteligencia israelí sugiere represalia desproporcionada
Una declaración atribuida al jefe de la Inteligencia de Israel, Aharon Haliva, sugiere una política de represalia desproporcionada, afirmando que "por cada una de las personas del 7 de octubre, 50 palestinos deben morir". Esta retórica, junto con la caracterización del primer ministro Netanyahu como un "hombre de palabra" en su promesa de intervenir en Gaza, revela una postura de mano dura en el liderazgo israelí. La cita de Haliva, si bien no es una política oficial declarada, ofrece una ventana a la mentalidad que podría estar guiando la estrategia militar de Israel en la Franja de Gaza. Establece una equivalencia matemática de castigo colectivo que va más allá de los objetivos militares convencionales de desmantelar a un enemigo. Esta lógica de retribución a gran escala resuena con las críticas de organizaciones de derechos humanos sobre la desproporcionalidad de los ataques israelíes y el elevado número de víctimas civiles palestinas, que según un informe asciende a casi 62.000. El artículo que contiene esta cita también describe a Benjamín Netanyahu como un líder que cumple su palabra, en referencia a su promesa de "intervenir completamente la Franja de Gaza". Esta caracterización refuerza la idea de que la ofensiva actual no es solo una reacción, sino la ejecución de una política intransigente y predeterminada. En conjunto, la declaración del jefe de inteligencia y el perfil del primer ministro pintan un cuadro de un liderazgo israelí decidido a aplicar una fuerza abrumadora, enmarcando la campaña militar como una promesa cumplida y una venganza calculada por los ataques del 7 de octubre.

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