Incluye un alto el fuego temporal de 60 días, durante el cual se liberaría a un grupo de rehenes israelíes a cambio de prisioneros palestinos. Además, el acuerdo estipula la entrada masiva de ayuda humanitaria para aliviar la grave crisis en el enclave y una retirada parcial de las tropas israelíes de algunas zonas. La aceptación de Hamás pone al gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu en una posición compleja, ya que debe sopesar la oferta mientras enfrenta una inmensa presión interna.
Por un lado, cientos de miles de manifestantes y las familias de los rehenes exigen un acuerdo inmediato para asegurar la liberación de los cautivos. Por otro, altos funcionarios como el ministro de Defensa, Israel Katz, sostienen que la disposición de Hamás a negociar es un resultado directo de la