Al-Sharaa señaló que la interferencia israelí se está produciendo en una zona donde se han registrado choques violentos entre combatientes drusos y beduinos sunitas.
La acusación sugiere que Israel podría estar avivando conflictos sectarios o apoyando a ciertos grupos para promover sus propios intereses estratégicos en la frontera. Esta denuncia añade una nueva capa de complejidad a la ya fragmentada situación de seguridad en la región, implicando a un actor externo en las dinámicas de la prolongada guerra civil siria. Además de la acusación, el líder sirio afirmó que la unificación del país, un objetivo clave tras años de conflicto, "no debe realizarse por la fuerza militar".
Esta declaración puede interpretarse como un mensaje tanto para las facciones internas como para actores externos como Israel, abogando por una solución política en lugar de una militar para resolver las disputas territoriales y de poder pendientes en Siria. La acusación directa de Damasco a Jerusalén podría exacerbar las tensiones regionales, en un momento en que Israel ya está profundamente involucrado en un conflicto a gran escala en Gaza y mantiene una vigilancia activa en su frontera norte con Líbano y Siria.