Según el informe del Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, la capital tolimense destaca en pilares como Educación Básica y Media (puesto 5), Educación Superior (puesto 7) y Sistema Financiero (puesto 7). Indicadores específicos como la penetración de internet de banda ancha fija y la cobertura neta en educación primaria la posicionan en el primer lugar a nivel nacional.
Sin embargo, esta radiografía positiva se ve opacada por debilidades crónicas.
La ciudad se encuentra rezagada en infraestructura, con una conectividad aérea deficiente (puesto 22) y una baja cobertura en servicios de acueducto (puesto 23) y alcantarillado (puesto 24). Esta situación es reforzada por una visión crítica que argumenta que la ciudad se ha acostumbrado a “celebrar migajas como si fueran conquistas”, careciendo de un liderazgo político con la capacidad de gestionar proyectos transformadores. Se señala la ausencia de zonas logísticas modernas, un aeropuerto que se quedó pequeño y una inversión vial insuficiente, atribuyendo este estancamiento a una falta de gestión efectiva para asegurar recursos del presupuesto nacional. Adicionalmente, el mercado laboral presenta cifras preocupantes, con una de las tasas globales de participación más bajas del país (puesto 31) y una tasa de desempleo elevada (puesto 23), lo que subraya la necesidad de políticas más efectivas para la generación de empleo y la atracción de inversión privada.






