Sin embargo, el acto se convirtió en un escenario de tensión política.
La representante a la Cámara, Martha Alfonso, celebró la inversión del Gobierno Nacional pero hizo un llamado a la transparencia, advirtiendo sobre una posible asignación partidista de los equipos. “Lo que hemos visto es que parte de la maquinaria que se ha entregado (…) se asigna a dedo a los alcaldes que son cercanos a la gobernación”, puntualizó Alfonso, añadiendo que percibía que “el doctor Carrillo [director de la UNGRD] haciéndole la tarea a la gobernadora del Tolima”. En respuesta, la gobernadora Adriana Magali Matiz defendió enérgicamente la gestión conjunta y rechazó las críticas. “A mí nadie me hace la tarea.
Nosotros no somos flojos ni somos habladores”, afirmó Matiz, y sentenció: “Líbranos, señor, de los habladores que prefieren que las soluciones no lleguen y la gente se quede en ruinas antes que tender puentes para trabajar”. Por su parte, Carlos Carrillo, director de la UNGRD, defendió la colaboración como un deber institucional más allá de las diferencias ideológicas, demostrando que es posible trabajar por el bienestar de los ciudadanos. El episodio subraya las complejidades de la cooperación entre gobiernos de distintas afiliaciones políticas y la creciente demanda ciudadana por una distribución de recursos públicos que sea técnica y equitativa.








