Este evento se ha consolidado como una tradición y una forma de “expresión social y cultural urbana” para muchos jóvenes.

Sin embargo, la información sobre la postura de la autoridad fue contradictoria. Mientras un informe señalaba una prohibición explícita, otro posterior de la Secretaría de Movilidad aclaró que la caravana no había presentado una solicitud oficial, por lo cual “la autoridad de tránsito nunca llegó a negarla”. A pesar de la magnitud y la falta de autorización, el balance final de la Secretaría fue de “sin contratiempos”, reportando un único accidente de tránsito en el que varias personas resultaron lesionadas. Aunque se observaron “comportamientos de todo tipo”, no se registraron disturbios mayores.

Este desenlace ha puesto sobre la mesa la efectividad de las prohibiciones y la necesidad de explorar nuevas estrategias para gestionar estos eventos masivos que combinan celebración y riesgo.