La inauguración del nuevo Parque Acuático de Ibagué, una obra presentada como un hito para la recreación y el turismo, ha generado una fuerte controversia debido a que fue entregada sin un plan de operación definido, impidiendo su uso inmediato por parte de la ciudadanía. El complejo, que cuenta con piscina de olas, piscina familiar, toboganes y otras atracciones, fue entregado oficialmente por la alcaldesa Johana Aranda, quien lo describió como un espacio digno para el disfrute de las familias. Sin embargo, la celebración se vio empañada por la revelación de que el parque permanecerá cerrado al público hasta que el Concejo Municipal apruebe un proyecto de acuerdo que establezca su modelo de funcionamiento, incluyendo el esquema tarifario y de mantenimiento. Esta situación provocó la crítica del concejal Andrés Zambrano, quien calificó la entrega como una muestra de "improvisación". Zambrano cuestionó la utilidad de una obra que no puede ser utilizada y comparó el caso con antecedentes como el del acueducto complementario.
"Lo correcto era entregarla con su plan tarifario, de manejo y mantenimiento.
Inaugurar sin eso es un mensaje equivocado", afirmó el cabildante.
En respuesta a la necesidad de definir los costos, la alcaldesa Aranda propuso establecer un día de acceso gratuito a la semana para estudiantes de colegios públicos y pidió a los concejales aprobar un "acuerdo por el deporte" que garantice "tarifas muy racionales y justas". Mientras tanto, la administración municipal asegura que trabaja para definir los procedimientos que permitan la apertura del complejo, que se esperaba estuviera disponible para el puente festivo de principios de noviembre.
En resumenLa entrega del Parque Acuático ha generado un debate sobre la planificación de las obras públicas en Ibagué, enfrentando el acto simbólico de la inauguración con la realidad de su inoperatividad, dejando a los ciudadanos a la espera de decisiones administrativas y legislativas para poder disfrutar del nuevo escenario.