
Visita del presidente Petro genera alta tensión y paraliza Ibagué
La visita del presidente Gustavo Petro a Ibagué para liderar una concentración en la Plaza Murillo Toro generó una profunda polarización y alteró significativamente la rutina de la ciudad. El evento, enmarcado como una movilización por la democracia, se convirtió en un escenario de tensiones políticas, logísticas y de seguridad. La llegada del mandatario, en un contexto nacional marcado por la reciente revocación de su visa estadounidense, provocó reacciones encontradas. Por un lado, la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, aunque manifestó su disposición a un diálogo institucional, programó una agenda paralela en Chaparral y aprovechó para hacer un llamado público al presidente a “evitar el lenguaje de odio y violencia”, una petición que ganó relevancia tras el reciente fallecimiento del chef Cristian Montaño en una disputa presuntamente política. Por otro lado, gremios como Fenalco Tolima expresaron su rechazo, argumentando que el discurso gubernamental fomenta la división. El director de la seccional, Daniel Felipe Orjuela, afirmó que “la desconfianza del sector privado hacia el Gobierno Nacional se ha profundizado debido a la percepción de la falta de diálogo bidireccional”. Para garantizar la seguridad, las autoridades implementaron un dispositivo sin precedentes, instalando un Puesto de Mando Unificado (PMU) y desplegando un amplio contingente de la fuerza pública. La ciudad experimentó cierres viales en todo el centro, la implementación de la 'ley seca' por 24 horas y la prohibición de parrilleros en motocicleta. Estas medidas obligaron a entidades públicas como la Gobernación, y a instituciones educativas como la Universidad del Tolima, la Universidad de Ibagué y colegios públicos, a modificar sus jornadas laborales y académicas, adoptando horarios continuos o clases remotas para facilitar la asistencia al evento y mitigar el impacto en la movilidad.



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