El panorama de la infraestructura escolar en Ibagué revela una marcada dualidad, donde persisten casos emblemáticos de abandono estatal mientras se anuncian avances significativos gracias a la inversión del Gobierno nacional. Esta situación refleja tanto las fallas históricas en la gestión de proyectos como los esfuerzos recientes por saldar deudas con la comunidad educativa. Por un lado, el caso de la Institución Educativa José Joaquín Flórez Hernández, en el barrio Las Américas, se erige como un símbolo de la negligencia. Desde hace nueve años, su sede central permanece en ruinas a pesar de contar con una asignación de más de 12.500 millones de pesos en el Fondo de Financiamiento de Infraestructura Educativa (FFIE). La comunidad educativa denuncia que los recursos están inmovilizados y que las licencias de construcción vencieron, obligando a los estudiantes a estudiar en condiciones de hacinamiento o a desplazarse a sedes lejanas. Una madre de familia y veedora expresó: “Mientras los recursos duermen en el FFIE, nuestros hijos estudian hacinados y sin laboratorios adecuados”.
Este no es un caso aislado, ya que otras obras como el colegio de la Arboleda del Campestre también siguen inconclusas. En contraste, un informe señala que una inversión nacional superior a los 32.400 millones de pesos ha permitido finalizar varias obras inconclusas en la ciudad, entregando colegios modernos que benefician a más de 7.000 estudiantes. Esta noticia, aunque escueta en detalles, ofrece un contrapunto a la narrativa de los “elefantes blancos”, sugiriendo que se están tomando medidas para corregir el rumbo. La coexistencia de proyectos abandonados con obras recién terminadas evidencia una aproximación fragmentada al problema, donde la solución a la crisis de infraestructura escolar en Ibagué aún no es integral y depende de intervenciones puntuales.
En resumenLa infraestructura educativa de Ibagué presenta dos caras: la del abandono, ejemplificada por el colegio José Joaquín Flórez Hernández, y la del progreso, con la reciente finalización de obras gracias a la inversión nacional. Esta disparidad subraya la necesidad de una estrategia más coherente y efectiva para garantizar espacios de aprendizaje dignos para todos los estudiantes de la ciudad.