Las medidas buscan prevenir desórdenes, alteraciones del orden público y hechos delictivos asociados a estas movilizaciones no autorizadas.
El alcalde Jorge Acevedo advirtió con firmeza: “Si la gente está dispuesta a armar desórdenes, nosotros estamos dispuestos a hacer cumplir la ley”.
Para ello, se desplegaron más de 750 integrantes de la fuerza pública, incluyendo 650 policías y soldados, en al menos 15 puestos de control ubicados en puntos estratégicos de Cúcuta y su área metropolitana, como el Malecón y Prados del Este. El mandatario local señaló que estas caravanas, en las que se estima podrían participar hasta 10.000 motocicletas, aumentan la percepción de inseguridad debido a los atracos que se han reportado en eventos similares. Una de las mayores preocupaciones de las autoridades es la participación de menores de edad y el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas. Por esta razón, funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y de la Policía de Infancia y Adolescencia acompañaron los operativos para sancionar a los menores y contactar a sus padres. El comandante de la Policía Metropolitana, Fabio Ojeda, aseguró que no se permitiría ningún tipo de desorden y que, además de los puntos fijos, un gran componente de policías motorizados patrullaría la ciudad.
Las acciones de seguridad se extendieron a centros comerciales y vías principales para garantizar una celebración tranquila para las familias.








