La comunidad, que vive “bajo zozobra”, clama por medidas urgentes y un mayor despliegue de la Fuerza Pública. La crisis no solo representa un desafío mayúsculo para la nueva cúpula policial, sino que también pone a prueba la capacidad de la administración local para articular una respuesta contundente que frene el accionar de las estructuras criminales y restaure la percepción de seguridad en la frontera.