Raúl Arévalo, presidente de la Junta de Acción Comunal, atribuyó la situación a la falta de presencia estatal, mientras los testimonios de la comunidad varían sobre si se trataba de uno o hasta tres cuerpos. Este episodio no solo plantea preguntas sobre quién se llevó los restos y por qué, sino que también resalta la poderosa influencia de grupos armados ilegales en el territorio. El caso se enmarca en la grave problemática de desapariciones en Norte de Santander, donde la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) ha registrado un universo de 5.793 víctimas. Para los residentes de Colinas del Tunal, la desaparición de los cuerpos es un símbolo del abandono institucional y del miedo que moldea su vida cotidiana.