La instalación y posterior retiro de una valla publicitaria gigante con la recompensa ofrecida por Estados Unidos por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello ha generado una fuerte controversia y tensión en la frontera entre Cúcuta y Venezuela. El cartel, ubicado sin autorización en un predio privado en el intercambiador de Rumichaca, provocó la reacción inmediata de la comunidad y de las autoridades de ambos países. La valla, escrita en inglés, mostraba la recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca al arresto de Maduro, a quien el Departamento de Justicia de EE. UU. acusa desde 2020 de liderar el 'Cártel de los Soles'. José Alexander Sierra, administrador del espacio publicitario, denunció haber recibido amenazas de muerte tras ordenar el desmonte de la estructura, argumentando que nunca fue informado de su instalación y que actuó para evitar sanciones legales.
“La valla contra Maduro fue instalada sin mi autorización.
No pertenezco a ningún partido político”, aclaró Sierra, quien ahora pide garantías de seguridad.
El incidente escaló rápidamente al ámbito político, cuando el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, acusó sin pruebas al expresidente Álvaro Uribe de estar detrás de la valla, aumentando la tensión diplomática. Este suceso ocurre en un contexto de esfuerzos por normalizar las relaciones, como el reciente anuncio de Nicolás Maduro sobre la activación de la primera zona binacional de cooperación económica y social precisamente en la frontera con Norte de Santander. La aparición de la valla es vista por algunos como una provocación política y por otros como un recordatorio de la presión internacional sobre el gobierno venezolano, evidenciando la fragilidad y complejidad de la dinámica fronteriza.
En resumenLa efímera valla con la recompensa por Nicolás Maduro en Cúcuta desató una crisis local con repercusiones internacionales, incluyendo amenazas de muerte a un ciudadano y acusaciones políticas entre ambos países. El incidente subraya las profundas tensiones que persisten en la frontera, a pesar de los recientes esfuerzos diplomáticos y económicos por normalizar las relaciones entre Colombia y Venezuela.