
Cúcuta, epicentro de las tensiones y acercamientos en la frontera colombo-venezolana
La zona de frontera en Norte de Santander, con Cúcuta como su principal eje urbano, sigue siendo un termómetro de la compleja relación entre Colombia y Venezuela. Recientes acontecimientos, que van desde provocaciones políticas hasta anuncios de cooperación, reflejan la dualidad de un territorio marcado por la tensión y la interdependencia. Un episodio que encendió la controversia fue la instalación no autorizada de una valla gigante en el intercambiador de Rumichaca, entre Cúcuta y Villa del Rosario, que publicitaba la recompensa ofrecida por Estados Unidos por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. La estructura fue desmontada horas después, pero el administrador del espacio publicitario, José Alexander Sierra, denunció haber recibido amenazas de muerte, lo que evidencia la sensibilidad y los riesgos asociados a cualquier manifestación política en la frontera. Este hecho de confrontación simbólica contrasta con el anuncio del propio Nicolás Maduro sobre la activación de la primera zona binacional entre ambos países, que comenzará a implementarse precisamente en los límites con Norte de Santander. Según Maduro, esta iniciativa busca potenciar el comercio, mejorar la movilidad y consolidar la frontera como un “territorio de paz”, designando a la vicepresidenta Delcy Rodríguez para coordinar su puesta en marcha. Estos dos eventos, ocurridos con poco tiempo de diferencia, ilustran la naturaleza volátil y estratégica de la frontera de Cúcuta, un espacio donde coexisten el conflicto político, los intereses económicos y los esfuerzos diplomáticos por normalizar las relaciones.


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