Cúcuta es escenario de una doble tragedia relacionada con la desaparición de personas: por un lado, arrastra las secuelas del conflicto armado con un alto subregistro de víctimas y, por otro, enfrenta misteriosos eventos actuales que evidencian la falta de control estatal en zonas periféricas. Norte de Santander es uno de los departamentos con mayor aumento de casos de desaparición forzada en el marco del conflicto armado, con 587 nuevos registros que elevan la cifra a 5,793 personas. En este contexto, Cúcuta alberga uno de los casos más emblemáticos: el Cementerio Central, donde la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) estima que podrían encontrarse los restos de 695 víctimas, aunque existen menos de 100 solicitudes de búsqueda activas para ese lugar.
Esta brecha evidencia el miedo y el desconocimiento que aún impiden a muchas familias iniciar los procesos formales. A esta problemática histórica se suma una situación actual que refleja la persistencia de la violencia y el vacío institucional. En el asentamiento humano Colinas del Tunal, vecinos denunciaron la presencia de hasta tres cuerpos en avanzado estado de descomposición abandonados en la vía pública.
Sin embargo, cuando una comisión humanitaria acudió al lugar, los restos habían desaparecido misteriosamente.
Este hecho, ocurrido en una zona con fuerte influencia de grupos armados, ha generado desconcierto y ha sido interpretado por la comunidad como “una señal del vacío institucional que enfrentan a diario” y un símbolo del olvido en el que viven.
En resumenLa ciudad de Cúcuta enfrenta una grave problemática de desapariciones. Por un lado, el Cementerio Central es un punto clave en la búsqueda de víctimas del conflicto armado, con un alto número de casos sin investigar. Por otro, eventos recientes como la misteriosa desaparición de cuerpos en un barrio periférico reflejan la persistencia de la violencia y la debilidad del Estado.