A pesar de que su presencia fue confirmada inicialmente por las autoridades, los restos se desvanecieron antes de que pudieran ser recuperados. El macabro hallazgo fue denunciado por los vecinos, lo que motivó a la Policía a realizar sobrevuelos con drones que confirmaron la existencia de los cadáveres. En respuesta, se conformó una comisión humanitaria integrada por la Defensoría del Pueblo y la Iglesia Católica para realizar el levantamiento y traslado a Medicina Legal. Sin embargo, la comunidad denuncia que una demora en el operativo permitió que los cuerpos desaparecieran misteriosamente. El presidente de la Junta de Acción Comunal, Raúl Arévalo, atribuyó la situación a la falta de presencia estatal en la zona, un sentimiento compartido por los residentes. Los testimonios son confusos, con algunos hablando de hasta tres cuerpos. Este episodio ha puesto de manifiesto la fuerte influencia de grupos armados en el territorio y la sensación de abandono que padecen los barrios periféricos de la ciudad. Para los habitantes de Colinas del Tunal, el hecho trasciende el enigma policial; lo perciben como “un símbolo del olvido en el que viven y de cómo la violencia sigue moldeando la vida cotidiana en Cúcuta”. La desaparición de los cuerpos es vista como una prueba del vacío institucional que enfrentan a diario.