La ministra Vélez fue enfática en su crítica, asegurando que “la ocupación de la tierra para la producción de caña de azúcar aquí ha agotado las fuentes de agua subterránea, las ha agotado y también las ha contaminado porque desde la década de los 80 se está utilizando glifosato”. Además, señaló que este monocultivo ha profundizado la desigualdad en la tenencia de la tierra. La respuesta no se hizo esperar. Claudia Calero, presidenta de Asocaña, refutó las afirmaciones, aclarando que el sector dejó de usar glifosato hace años y que solo utiliza el 23% de la recarga anual del acuífero de la región para diversos cultivos, no solo para la caña. Por su parte, la gobernadora Dilian Francisca Toro defendió la diversidad productiva del departamento, afirmando: “El Valle del Cauca no es solamente caña. El Valle del Cauca es café, somos frutas, somos verduras”.

Toro destacó los avances en seguridad alimentaria y la exportación de productos como aguacate, limón y flores, argumentando que la agroindustria ha contribuido a la reducción de la pobreza en la región. Este choque de visiones expuso la profunda tensión entre la perspectiva ambiental del Gobierno Nacional y la defensa de la principal agroindustria de la región por parte de los líderes locales.