Esta iniciativa busca proteger los ecosistemas del cerro tutelar, especialmente durante las temporadas secas.

El proyecto contempla la conformación de seis kilómetros de líneas cortafuegos, cada una con un ancho de 20 metros. En estas franjas, personal de guardabosques y guardaparques, con el apoyo técnico del Cuerpo de Bomberos de Cali, realiza la remoción manual de material vegetal inflamable utilizando herramientas como machetes y guadañas. Estas barreras físicas están diseñadas para detener o dificultar la propagación de las llamas en caso de una conflagración. Además de la limpieza del terreno, la estrategia incorpora un componente de defensa natural: la siembra de especies vegetales piro-resistentes en los bordes de las líneas.

Se destaca el uso del fique, una planta que, por su altura y su alta capacidad para retener humedad, actúa como un obstáculo natural contra el fuego.

Las plantas utilizadas en esta iniciativa son especies nativas cultivadas en los viveros satélite del Dagma, los cuales están distribuidos a diferentes alturas en los predios de conservación, asegurando que las plantas estén adaptadas a cada ecosistema. Eudes Sánchez, del Grupo de Conservación de Ecosistemas del Dagma, afirmó que “la estrategia preventiva es la más efectiva para resguardar el patrimonio ambiental de Cali”.