La red tenía roles definidos que incluían “cosquilleros, receptadores, liberadores, tarjeteros y programadores”.

Su centro de operaciones era un local de equipos de cómputo en el centro de Cali, donde los cabecillas, alias 'Master' y 'Víctor', utilizaban software de origen extranjero para vulnerar sistemas de seguridad, alterar el IMEI y evadir reportes de bloqueo de los dispositivos hurtados. El modus operandi en las calles era particular: cinco de las mujeres capturadas se vestían con prendas médicas para no levantar sospechas mientras cometían hurtos en la modalidad de 'cosquilleo' y 'raponazo' a turistas. Las autoridades acumularon cerca de 300 denuncias en estas zonas.

Una vez robados y manipulados, los celulares eran distribuidos por receptadores como alias 'Yerikson', 'Duna' y 'Pollo', e incluso una pareja los revendía en municipios del Cauca.

Los capturados enfrentan cargos por concierto para delinquir, hurto agravado, receptación, violación de datos personales y acceso abusivo a sistemas informáticos.

El secretario de Seguridad, Jairo García, destacó que este operativo contribuye a la reducción del 25% en el hurto a personas en la ciudad.