Según un oficial vinculado a la investigación, los planes “estaban listos para ser ejecutados, pero pudimos reaccionar a tiempo y protegerlos”.

Tras conocerse la amenaza, se ordenó desde Bogotá el fortalecimiento inmediato de los esquemas de seguridad de ambos mandatarios. La gobernadora Toro confirmó la veracidad de la amenaza y agradeció la protección de las fuerzas de seguridad: “Agradezco a la inteligencia del Ejército y la Policía que me protegen. La seguridad de los vallecaucanos es mi prioridad; seguiré firme”.

Por su parte, el alcalde Eder se mostró desafiante y reafirmó su compromiso: “A mí no me intimidan, caleños.

Estoy firme para trabajar por nuestra ciudad y lo haré para proteger las vidas de todos ustedes”.

Estas amenazas directas son interpretadas como una retaliación de los grupos armados ilegales ante la postura firme de los mandatarios contra la criminalidad y su colaboración con la fuerza pública, lo que evidencia un ataque directo a la institucionalidad del Estado en la región.