Cada mural no es solo un adorno, sino un mensaje de esperanza y un recordatorio del potencial del trabajo conjunto. Además, el proceso ha servido como una herramienta pedagógica, donde el acto de pintar se convierte en un espacio para compartir historias, fomentar el respeto mutuo y soñar colectivamente con un futuro más seguro y digno para Siloé.

Este tipo de proyectos evidencia que la transformación social es posible cuando existe una voluntad colectiva que busca sembrar un mensaje de unión y resiliencia.