Una crisis administrativa y política ha estallado en Bucaramanga tras la decisión del alcalde designado, Javier Sarmiento Olarte, de declarar insubsistentes a más de una quincena de funcionarios de alto nivel. La medida se produjo después de que los secretarios y directores no presentaran sus renuncias protocolarias, lo que ha sido calificado por algunos sectores como una “masacre laboral” y ha generado un fuerte debate sobre su legalidad. La reestructuración afectó a dependencias clave como las secretarías de Desarrollo Social, Jurídica y Administrativa, así como a la Dirección del Cuerpo de Bomberos y la Tesorería Municipal, entre otras. El alcalde Sarmiento justificó sus acciones como necesarias para “garantizar la continuidad de los proyectos estratégicos, fortalecer la gestión institucional y mantener el rumbo de la ciudad”. Sostuvo que las medidas buscan evaluar los resultados del Plan de Desarrollo y recomponer la administración con transparencia. Sin embargo, la controversia se centra en que las destituciones se realizaron en el contexto de las elecciones atípicas del 14 de diciembre, lo que podría contravenir la Ley de Garantías Electorales.
Exfuncionarios y líderes locales han denunciado los despidos como arbitrarios, motivando acciones legales.
Ante la polémica, el mandatario solicitó a la Procuraduría un acompañamiento permanente para supervisar su gestión y asegurar que sus decisiones se ajusten a la normativa, argumentando que la Ley de Garantías, según su interpretación, aplicaba solo hasta el 8 de noviembre. Con los nuevos nombramientos, Sarmiento busca proyectar una transición ordenada mientras avanza el proceso electoral que definirá el futuro político de la capital santandereana.
En resumenEl alcalde designado Javier Sarmiento ejecutó una amplia renovación de su gabinete declarando insubsistentes a más de 15 funcionarios, una decisión que ha generado una fuerte polémica por su posible contravención a la Ley de Garantías. Mientras el mandatario defiende la medida como un acto de control administrativo, los afectados y críticos la denuncian como arbitraria, llevando la disputa al terreno legal y de los órganos de control.