Si el cronograma se cumple, las obras podrían arrancar en 2026.

Sin embargo, una visión más crítica señala que, a más de un año de iniciado el contrato, solo se han pavimentado cerca de 3 de los 28 kilómetros proyectados. La falta de la licencia ambiental sigue siendo un obstáculo fundamental, y se reporta un déficit en el recaudo de la sobretasa al ACPM, una de sus fuentes de financiación. Las críticas apuntan a que el proyecto se licitó sin tener un diseño completo en fase III, lo que incrementa los riesgos y la incertidumbre sobre los costos y las obras reales, afectando a empresarios, transportadores y a la ciudadanía en general que soporta la congestión vehicular.