En este contexto, la UNAB ha brindado acompañamiento técnico y metodológico. La universidad ha facilitado talleres participativos, la creación de “mapas afectivos” y espacios de cocreación donde los habitantes del casco urbano y las veredas han podido diagnosticar problemas y proponer soluciones en temas críticos como el agua, el turismo, el patrimonio y la inclusión social. Natalia Ortiz, de la Fundación Barichara Regenerativa, destacó que se busca “pensar un territorio sostenible en el tiempo” y generar visiones colectivas. La participación de una institución académica de Bucaramanga en la planificación de otro municipio resalta el rol de la capital como un centro de conocimiento que irradia su influencia para abordar problemáticas regionales clave y fomentar el desarrollo sostenible en todo el departamento.