“Gracias a Dios y al equipo del hospital hoy puedo decir que me lo llevo sano a casa”, expresó emocionada.
Un equipo multidisciplinario de neonatólogos, pediatras, terapeutas y enfermeras trabajó incansablemente para salvar al pequeño, que enfrentaba una de las condiciones más críticas en obstetricia. La pediatra Ana María Reyes explicó que el bebé “requirió soporte de muchos órganos, incluso de su corazón.
Por eso la sangre donada fue vital para su recuperación”.
El caso no solo representa un triunfo médico, sino que también pone de relieve la necesidad urgente de fortalecer los bancos de sangre, que son fundamentales para atender emergencias y nacimientos de alto riesgo. Julieta, al despedirse del hospital, reiteró su gratitud y el valor de la donación: “Sin esas transfusiones mi hijo no estaría aquí”.
Hoy, Ethan regresa a casa estable y con el peso adecuado, como un símbolo de esperanza.