La escalada de violencia se materializó con la cuarta masacre del año en el Atlántico, ocurrida en el polideportivo de Villa Cordialidad, donde sicarios en motocicletas asesinaron a tres personas e hirieron a dos más. Horas después, un doble homicidio se registró en el barrio Me Quejo.

Según el subcomandante de la Policía Metropolitana, coronel Belkin Villarreal, la información preliminar indica que este “hecho sicarial estaría relacionado con un posible ajuste de cuentas entre miembros del grupo delincuencial Los Pepes y Los Costeños”. Esta racha de crímenes ha puesto en tela de juicio la vigencia de la tregua anunciada por los líderes de ambas organizaciones, que prometía extenderse hasta enero de 2026 y que había coincidido con una notoria baja en los homicidios en meses anteriores. La percepción de inseguridad se ve reforzada por otros delitos, como el robo a la residencia del cantante vallenato Alfonso Stummo, quien expresó su frustración haciendo un llamado al alcalde: “No puede ser posible, ya ni en nuestras casas estamos seguros”. Como respuesta a la crisis, las autoridades distritales y la Policía anunciaron la llegada de 350 nuevos uniformados para reforzar la seguridad en la ciudad y enfrentar la creciente criminalidad.