La Universidad del Atlántico enfrenta una profunda crisis institucional tras la controvertida elección de Leyton Barrios como rector, desatando un paro indefinido y protestas por parte de la comunidad universitaria. La situación ha escalado hasta involucrar al Gobierno Nacional, generando un tenso pulso político y administrativo sobre la gobernanza de la principal alma mater pública de la región. El descontento se originó por la designación de Barrios, actual secretario de Educación del Atlántico, en un proceso que según estudiantes y docentes estuvo plagado de irregularidades. Las principales denuncias se centran en que Barrios presuntamente no cumplía con los requisitos de experiencia docente exigidos por el estatuto, una preocupación que fue advertida por el Ministerio de Educación, el cual solicitó no proceder con la votación. Pese a ello, el Consejo Superior, con el respaldo del gobernador Eduardo Verano, siguió adelante con la elección.
Como respuesta, gran parte de la comunidad universitaria, incluyendo al menos ocho facultades, se declaró en cese de actividades y paro indefinido, exigiendo la renuncia del rector electo.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, criticó duramente la elección, afirmando que "no le gusta para nada" y que "las universidades no están para que queden en las casas políticas". Además, Benedetti denunció supuestos abusos de autoridad por parte de la Policía durante las protestas, incluyendo el uso de gases lacrimógenos y sobrevuelos de helicópteros, haciendo un llamado a la Fiscalía y Procuraduría para vigilar la situación. Por su parte, el gobernador Verano defendió la transparencia del proceso y rechazó los actos vandálicos, advirtiendo que "la protesta deja de ser legítima cuando se convierte en destrucción". La crisis mantiene paralizadas las actividades académicas y evidencia un choque entre el poder político local y el Gobierno Nacional por el control de la institución.
En resumenLa elección de Leyton Barrios como rector ha sumido a la Universidad del Atlántico en una grave crisis, marcada por un paro indefinido, protestas estudiantiles y una fuerte tensión política entre el gobierno departamental y el nacional. La comunidad académica exige transparencia y legalidad, mientras el futuro inmediato de la institución permanece en la incertidumbre.