El vehículo blindado en el que se movilizaba junto a su equipo recibió al menos 14 disparos, pero todos los ocupantes resultaron ilesos. El ataque ocurrió en la noche del viernes 4 de octubre, en la vía que conecta Baranoa y Galapa.

Avendaño y su equipo regresaban de Montería, Córdoba, donde realizaban acciones de recuperación de inmuebles. Mientras buscaban las coordenadas de una bodega bajo custodia de la SAE, fueron interceptados por individuos en dos motocicletas que abrieron fuego indiscriminadamente contra el vehículo oficial. Gracias al blindaje, lograron refugiarse en la estación de Policía de Galapa.

El hecho generó una enérgica condena por parte de las autoridades nacionales y departamentales.

El presidente Gustavo Petro atribuyó el ataque a “redes mafiosas con poder político” en Barranquilla y denunció que “cuentan con armas oficiales”.

Por su parte, el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, expresó su “profunda preocupación” y exigió una investigación rigurosa para capturar a los responsables.

“Este atentado no solo pone en riesgo la integridad de sus funcionarios, sino que también representa un desafío a la institucionalidad y al Estado de derecho”, afirmó Verano. La SAE, en un comunicado, rechazó el atentado y reafirmó su compromiso en la lucha contra las mafias, asegurando que “los ataques no detendrán el trabajo decidido contra las mafias y estructuras delincuenciales en todo el país”. Las autoridades investigan si el ataque es una retaliación por las operaciones de recuperación de bienes incautados a organizaciones criminales en la región.