Una grave emergencia de salud pública sacude a Barranquilla tras la intoxicación masiva de personas por el consumo de un licor artesanal adulterado, conocido como “cococho”. La tragedia ha dejado un saldo de al menos doce personas fallecidas y más de una decena hospitalizadas, varias de ellas en estado crítico en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Las víctimas, en su mayoría personas en condición de vulnerabilidad como habitantes de calle y comerciantes informales del sector de El Boliche, en el centro de la ciudad, consumieron la bebida que era comercializada a muy bajo costo en botellas plásticas sin etiquetas ni registros sanitarios. Las pruebas de laboratorio confirmadas por la secretaria de Salud, Stephaie Araujo, revelaron la presencia de metanol, o alcohol de madera, una sustancia altamente tóxica. Los síntomas presentados por los afectados incluyeron dolor abdominal intenso, dificultad respiratoria y alteraciones de conciencia.
Ante la magnitud de la crisis, la Alcaldía Distrital instaló un Puesto de Mando Unificado (PMU) para coordinar la respuesta institucional, mientras la Procuraduría General de la Nación solicitó informes urgentes sobre las acciones de control.
El toxicólogo Agustín Guerrero, quien atiende varios casos, advirtió sobre las secuelas irreversibles para los sobrevivientes, señalando que “el 90 % de los que logran sobrevivir quedan ciegos y con serias afectaciones neurológicas” similares al párkinson. En respuesta, las autoridades han realizado operativos que llevaron a la captura de presuntos miembros de la banda ‘Los Clandestinos’ y al desmantelamiento de una fábrica clandestina, donde se incautaron cientos de botellas de licor falsificado y químicos como formol.
En resumenEl consumo de licor artesanal adulterado con metanol provocó una tragedia en Barranquilla, con un saldo de al menos 12 muertos y múltiples hospitalizados en estado crítico. La crisis, que afecta principalmente a población vulnerable, ha movilizado a las autoridades a instalar un PMU y realizar operativos de control, mientras los expertos advierten sobre secuelas permanentes como ceguera para los sobrevivientes.