El evento, ocurrido el sábado 30 de agosto, impactó con especial fuerza a por lo menos 10 barrios, entre ellos Los Robles, Nuevo Milenio, Ciudadela Metropolitana y Villa Estadio.
Las ráfagas de viento destrozaron techos, derribaron árboles y afectaron la infraestructura eléctrica, sumiendo a numerosas familias en una situación de emergencia. La respuesta de las autoridades fue inmediata, activando un Consejo de Gestión del Riesgo y desplegando un operativo conjunto con la Defensa Civil, Bomberos, Policía y Ejército para atender a los damnificados. La administración municipal inició la entrega de ayudas humanitarias, incluyendo láminas de zinc, colchonetas y enseres, mientras se adelanta el censo del Registro Único de Familias Afectadas (RUFE) para canalizar el apoyo de manera efectiva. El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, expresó su solidaridad y aseguró el despliegue de la Subsecretaría de Prevención y Atención de Desastres para acompañar a la comunidad. Las imágenes del desastre, que circularon ampliamente, mostraron la magnitud de la destrucción e incluso captaron el momento en que un hombre se aferró a un poste para no ser arrastrado por el viento, evidenciando la vulnerabilidad de la población ante este tipo de fenómenos extremos, que ya han golpeado al municipio en años anteriores.